En esta tierra fuiste:
brisa, imperceptible,
acogedora, calma;
perfume de hojas de otoño,
de heno seco prendido en tu cabello
Fuiste lluvia,
a veces violenta, a veces suave,
arrulladora, tempestuosa,
siempre en el fondo intangible
Fuiste ola,
devastadora de esta orilla,
a la que la resaca arriba:
caracolas muertas,
vacías de sonidos susurrantes.
Pero te engañaste al decirme
entre el canto de los truenos,
que tu belleza era infinita,
por que la belleza es de Dios;
y se carcome, como los troncos pútridos
que la marea implacable arrastra hasta mi orilla .
…………………………………………..
En esta tierra, donde nada más nacer
la mujer incita a la tormenta,
tu y yo, juntos, tras la helada,
leemos en cada línea de escarcha desnuda,
signos que nos recuerdan,
que ningún amor merece la muerte que recibe.
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