domingo, 13 de abril de 2008

Faro de Estaca de Bares

Allí, donde la niebla encendida de arrebol
recuerda el cantar de los marinos,
donde los senderos se rompen al llegar al precipicio
y sólo existen caricias de agua y aire,
te yergues,
como vieja majestad coronada de luceros,
en un cielo negro y sin fondo
golpeado por lluvia y vendavales,
escuchas un lamento de fantasmas y poetas
y dibujas en la noche tu dominio.

Si pudieran, ahorcarían
el fulgor de tu mirada
que escudriña las sombras
en busca de un velero errante
poblado de fantasmas,
coserían tus brazos
de nácar iridiscente
hasta que en vez de luz
brotase sangre.

Amor en cada arista de granito
y de pizarra.
Mirador de infinitos,
buscador de desalientos,
eterno viento de rebelión,
las olas no podrán borrar jamás
el silencio que dejaste.

Siluetas de la dama de luz
sin maquillaje,
nos sonríen
desde las rectas torres de piedra
que se alzan al precipicio.

Y sin algún día tu espada de plata,
de tanto desenvainar su luz infinita,
de tanto cortar el aire,
terminara por perder el filo de su acero,
en un anochecer de otoño
su último destello rebotaría
en el cristal de tu ventana,
como el suave roce de una caricia,
y arrancaría un último fulgor
en tus ojos del color del mar en primavera.

Para Mercedes, la mejor “dama de luz”

1 comentario:

carmen dijo...

Estaba buscando la foto del Faro de La Estaca de Bares...
Que hiciste? Borraste el otro comentario que te deje?
c.