martes, 30 de mayo de 2017

LA SOMBRA DEL LADRILLO



El cemento y el ladrillo, fueron el eje
que integraron la urdimbre 
que bajo formas agrias ,indecorosas 
dieron cuerpo al ensanche.
Con ritmo acelerado y actitud sumisa,
con la ciega fuerza que da la avaricia,
en provecho del hombre y su codicia. 
Yacen aquí, confusos muros, desvaídos,
sumidos en idéntico desprecio,
olvidados de las manos que un día los creara.

Podría salvarse algo todavía,
aún es posible la llegada 
de una segunda mano que, piadosa
restañe las heridas,
despliegue la caricia
sobre la piel reseca del cemento;
más todo en general, esta perdido.
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30/05/17

lunes, 29 de mayo de 2017

EL COMIENZO DEL URBANISMO EN GIJÓN PRIMERAS IGNOMINIAS



Qué gijonés paseando por la hermosa playa de San Lorenzo, no se ha preguntado alguna vez:¿qué mentes retorcidas, o qué oscuros  impulsos han movido a políticos, urbanistas o regidores de ayuntamientos a crear esos inmensos muros de fealdad, que cohíben, dan sombra y envilecen ese entorno privilegiado de la bahía, con su playa en forma de concha y sus arenas limpísimas?.

Voy a rescatar aquí un poco de esta historia, solo un poco,  pues el conjunto daría para algo más de un libro.

GIJÓN A FINALES DEL  XIX

Al ser el emplazamiento del antiguo Gijón un islote unido a tierra por un tómbolo y al ser nombrada  plaza fuerte para evitar las acometidas de los carlistas (1.833-1840), se construyó una muralla en forma de estrella irregular, que partiendo del paredón de San Lorenzo, contorneaba la ciudad hasta el actual puerto deportivo. Este tremendo obstáculo, imposibilitó durante cerca de treinta años la creación de espacio urbano. Esto no sería óbice, para que avispados caciques y especuladores, en confianza de que desaparecería la muralla, empezarán a actuar.

El más significativo fue: Don Félix Valdés de los Ríos, ennoblecido por Isabel II (igual que a otros capitalistas de la época) con el título de Marqués de Casa Valdés. A este  contratista se le había concedido por 585.000 reales, la obra pública de la limpieza y dragado de la dársena de Gijón. Con buena vista de futuro y valiéndose de sus amistades en el consistorio , conminó al Ayuntamiento a sacar a subasta  los incultos arenales de extramuros que limitaban la ciudad por el oriente y se le considerara a él, primer postor por la cantidad de veinte reales el día de bueyes (1.258m2),– cero con quince milésimas de real el metro cuadrado–. Este sería el primer paso del proceso de creación de suelo urbano a extramuros de Gijón.
La comisión formada  al efecto, acepta sacar a remate los terrenos del Arenal de San Lorenzo  en dos grandes trozos hasta el río Piles, de 361.367 m2 . El remate se realiza en el año 1.853 . La adjudicación se hace al Marqués de Casa Valdés, cediéndole el segundo trozo a Romualdo Alvargonzález.
A partir de entonces, el marqués, se concentra en la consolidación de las marismas y arenales, para lo que construye un ferrocarril que transporta los limos y escombros del drenado de la Dársena ( matando dos pájaros de un tiro).
En 1.862 El marqués, pide al Ayuntamiento sea levantado el  plano de urbanización del sector.
En ese año vende una parcela de 15.875 m2 a la Sociedad Cifuentes, Pola y Cía. en 0,596 Pts./m2 el  precio del Arenal se había multiplicado por doce en ocho años.
En Mayo de 1.867 por R.O, deja de ser plaza fuerte y en 1.877, empieza a demolerse la muralla por la zona del ensanche .
A partir de esas fechas, se producen múltiples parcelaciones y ventas sucesivas, incrementándose las especulaciones y plusvalías. El efecto incontrolado de esta orgía de avaricias, especulaciones y corrupciones del mismo Ayuntamiento ( concejales y alcaldes eran dueños de terrenos ), dio lugar a la ciudad en que vivimos.
De estos comienzos podía intuirse el triste devenir urbanístico que le esperaba a nuestra sufrida ciudad.

Como sería demasiado prolijo enumerar aquí todos los Planes Urbanísticos, incumplimientos y transgresiones de los mismos, voy a resumir dos puntos que creo deberían conocerse.

LAS CIUDADELAS (PRIMERA IGNOMINIA)

El afán especulativo de los propietarios de terrenos del ensanche y las carencias de reglamentos, dio lugar a un tipo de construcciones o infraviviendas, que proliferaron en mayor medida en está zona del Arenal.
Las excesivas superficies de las manzanas, y los fondos de edificación de 10 mts. dejaban sin aprovechamiento los espacios interiores, que fueron explotados para este tipo de construcciones marginales, con el consiguiente aprovechamiento económico de los propietarios

UNA CIUDADELA, es una construcción realizada en el interior de un patio cercado por edificios y que se comunica con un espacio exterior a través de un pasadizo.

Sus características son :
Mínima superficie construida, que está entre los 10 y 30 m² y, se reparte entre dos o tres estancias.
Deficientes condiciones higiénicas. Los suelos no están Impermeabilizado, produciéndose estancamientos de las aguas residuales.
El retrete, cuando lo tiene, es común para todas las viviendas que forman la Ciudadela y está situado en el pequeño patio comunitario. Suele ser un simple hueco en el suelo de una miserable caseta, y atiende las necesidades, a veces, de treinta personas.
Son construcciones de muy baja calidad, con paredes de mampostería de un grosor máximo de 30 cm y alturas interiores entre los 2 y 2,50 m, de una sola luz en su mayoría de planta baja.
El número de familias que las habitan es superior al de viviendas, produciéndose un gran hacinamiento.
Solo tienen una puerta y un solo hueco de luz, una ventana de 120× 60 cm..
Los días de lluvia se encharcaban los patios incluso las estancias. Los barrizales eran continuos.
No disponían ni de luz ( hasta primera década del siglo XX), ni de agua. Teniendo que turnarse, mujeres, niños y ancianos, haciendo cola en las fuentes públicas y su transporte a las viviendas. Esto se repetía cuatro o cinco veces al día. La  fuente se ubicaba en la calle La Muralla.
Las familias, pese a trabajar todos sus miembros, disponían de tan poca ropa de diario, que las mujeres tenían que afanarse en la cocina, lavando, secando y remendado la ropa que sus hijos y marido pondrían para ir al trabajo al amanecer.
El salitre del suelo arenoso impregnaba las paredes en forma de moho verde o negro, dejando un pútrido hedor que había que desinfectar con lejía.
El viento del Nordeste levantaba la arena y el polvo de las calles sin pavimentar, cubriendo patios y estancias y la ropa puesta a secar. La conjuntivitis y el continuo escozor de la arena en los ojos, es un recuerdo que nunca olvidarían.
Los sueldos y la precariedad era tan grande, que obligaban a veces a dormir una familia numerosa en una misma estancia.Tampoco eran raros los realquileres, viviendo dos familias en 30 m2.

Las mujeres solían trabajar todo el día de "criadas", zurciendo, lavando ropa en lavaderos públicos y  que enjabonada dejaban  "al verde" para recogerla al amanecer.
Algunas chicas trabajaban "por la comida". Las mujeres adultas, dependiendo del trabajo, a principios de siglo,  podían llegar a  ganar una peseta y las que tenían la suerte de ser "cigarreras"
podían ganar el doble.
Normalmente llevaban sus hijos al trabajo, y los Domingos ( único día libre) atendían las labores de la casa, casi siempre hasta las dos o tres de la mañana.
Los hombres trabajaban casi todos de jornaleros: empleados en fábricas, construcción, oficios etc.  Los horarios de trabajo eran de diez horas diarias, y  normalmente "de sol a sol". Solo tenían libre el domingo.
El salario de un jornalero solía ser de 1,50 Pts. al día y de un oficial ( albañil, carpintero, cerrajero etc), entre 2 y 3 Pts. al día. El jornal lo solían cobrar a la semana.

El precio de estas infraviviendas, solía rondar entre 15 a 25 Pts.  al mes, por lo que había que juntar más de un sueldo si se quería la supervivencia.
Los comercios de comestibles solían vender a crédito a las mujeres, llevando todo apuntado en
 "la libreta" que pagaban a finales de semana o del mes. Sin embargo, los propietarios de las Ciudadelas, solían ser más estrictos, y no eran raros los desahucios, sin atender demasiado las lágrimas de mujeres de manos emblanquecidas por la lejía, o llenas de quemaduras de las planchadoras; ni los ojos asustados de los niños suspirando llenos de mocos, o las súplicas de hombres desesperados y culpables al sentir la agonía  del despido. Esa noche velarán  hacinados en la cocina de un vecino, mañana cuando se sequen las lágrimas: Dios dirá.

En 1.892, había en el Arenal o ensanche de San Lorenzo: 62 ciudadelas y 187 viviendas ( Expediente 77/1.980 Exp. Gral. de ciudadelas)

La ciudadela de Celestino Solar, en la calle de Capua, tuvo una duración de más de cien años
(1877-1.983)

 ESPECULACIÓN Y CORRUPCIÓN, SEGUNDA IGNOMINIA.

Por no alargar ya más  esta exposición ( he resumido todo lo posible, pero me ha quedado casi todo en el tintero), voy a dar solo enunciados que sigan respondiendo a esas preguntas:¿como es posible amar a esta ciudad tan horrorosamente concebida?. ¿quiénes son los responsables de este desbarajuste?
La respuesta es siempre la misma: especulación, avaricia, y corrupción política y técnica.

Desde la aprobación en 1.947 del razonable Plan de Ordenación de Valentín Gamazo, fue ya precozmente dinamitado en sus comienzos, por la clase política y dirigente: disminuyéndose la anchura de calles, bulevares y plazas, como la Plaza de San Miguel. Aumentando la  volumetría  y alturas de las edificaciones y produciéndose una interminable catarata de modificaciones al Plan. Llegando a la cantidad inusitada de 107 modificaciones permisivas desde 1.947 a 1.970
(Fuentes A.M.G. Exp. Especiales  núm. 57.2 Tomos y libros de sesiones 1954....1.969)

Por otra parte el incumplimiento del Plan Gamazo en cuanto a superación de las alturas permitidas (siendo las más llamativas en la zona del Muro de San Lorenzo y de la antigua fábrica de vidrio, con superación de alturas hasta de 24 m), he podido contar en los expedientes, 540 infracciones en alturas de viviendas plurifamiliares en  exps. administrativos que se pueden consultar en el Registro General del Ayuntamiento de Gijón y actas de sesiones.

El exceso en alturas en los edificios sobre el Plan de Ordenación vigente que aquí se estudia, va desde el año 1.963 a 1.969, y estos 540 edificios exceden desde : aprox. 1,30 mts. hasta 24,20 mts.  en la manzana 434 de la Avda. Rufo Rendueles ( El Muro). El promotor: Edfnes. Atlas, S.A. Esto supone una altura en exceso al Plan de aproximadamente diez plantas. Y todo pagando una  pactada y módica multa. El mal ya estaba hecho para siempre.
Alguien se preguntará: ¿donde estaba la supervisión técnica de arquitectos, aparejadores municipales y concejales de urbanismo?, muy sencillo: la mayoría de las veces eran los mismos técnicos municipales (o sus delineantes, visto la fealdad de los edificios) los que realizaban los proyectos que luego tenían que supervisar por encargo de la comunidad. Era poner al zorro a cuidar gallinas.
Y las autoridades municipales?, que os voy a contar si está de plena actualidad: mordidas, participación en las sociedades promotoras, y además sin molestarse en buscar refugios fiscales; con Franco eso no era un  problema.

Ahí tenéis parte de la contestación a la pregunta: ¡ay, Gijón de mis amores!.¿porqué te vistieron  tan fea?

Hernán 29/05/17

Bibliografía: Registro General de Gijón  (Torre del Reloj)
Tesis doctoral de Moisés Llordén Miñambres ( Producción del suelo Urbano en Gijón)
ACLARACIÓN : obviamente, hemos tenido honrados políticos y regidores que seguramente estuvieron en contra de estas funestas intervenciones, pero visto los resultados, esta claro que no fueron mayoría.













viernes, 26 de mayo de 2017

UNA NUEVA GUERRA CIVIL



Primero fue  el 11-S, más tarde el 11-M
Ahora Manchester, ayer fue Bataclan.
Miles de muertos, sin discernir religión ni género
o clase social; solo unidos por el odio que los
iguala ante sus verdugos.

Que locura impulsa a un niño a desmembrar
a otros niños?
Cómo parar esta marea interminable?

Es una nueva guerra, con nuevos soldados:
unos mueren y matan, mientras otros tiemblan y lloran.

Dispararemos flores contra balas?
Un minuto de silencio y lazos de papel en la solapa?
O quizás ya la resignación y la costumbre
conteste la ignominia con silencio?

La pregunta es: que hubiera pasado
si en Bataclan, miles de personas se hubieran
defendido contra los tres terroristas?:
seguramente se hubiera detenido la matanza.

Sería capaz nuestra juventud
de enfrentarse a otro Hitler?

Políticos complacientes dirán
que son casos aislados, que es una excepción.
Pero todo ya ha ocurrido.
Siempre la muerte fue amparada por algún dios
o algún caudillo.
Siempre los pueblos invadieron a otros pueblos:
por hambre, por ambición,
o, porque otros pueblos los maltrataban a ellos.

En otros tiempos defendíamos nuestro honor,
nación y familia, con un puñal entre los dientes.
Ahora ni siquiera sabemos quién es el enemigo.
Solo sabemos que puede ser cualquier vecino
y que sabe morir y matar sin un solo pestañeo.

Vivimos en una civilización compleja,
que hunde sus raíces en la Biblia y el Talmud
y emparenta con el Corán,
que florece en la Iglesia medieval y el Renacimiento,
que establece los derechos
y libertades del hombre
con la Revolución Francesa y la Ilustración.
Todo está ya  en entredicho
si no somos capaces de defenderlo.

Estamos en una nueva coyuntura para nosotros,
pero vieja para el Mundo.

Los godos, presionados por Atila,
se refugiaron en el Imperio Romano.
Enseguida comprobaron
que Roma no era un paraíso;
sus gobernantes eran débiles y corruptos,
y no había comida y riqueza para todos.
A los dos años esos godos mataron
al emperador Valente y aniquilaron su ejército.
Y al final los nietos de esos godos
liquidaron el imperio.

No se puede parar la historia,
pero si aprender de ella.

Ya no hay vuelta atrás, nada podrá ser ya lo que era.
Es una guerra civil y ellos tienen:
juventud, vigor, decisión y hambre.
Y nosotros, dinero y poco más.
y ya  hemos aprendido de la historia
que las guerras no se ganan con dinero.

Miremos a nuestros hijos a los ojos
y expliquémosles que mundo les dejamos,
aunque solo sea para lo que venga
no les coja de sorpresa.

Hernán 26/05/17









domingo, 21 de mayo de 2017

LA CRIPSIS DEL TIEMPO



Habéis oído hablar de la cripsis?
ese curioso fenómeno
por el que algunos insectos o animales
se asimilan a su entorno
y esa adaptación les hace inadvertidos?

Su método de ataque es su apariencia inofensiva.
Las presas, confiadas, se acercan
embriagadas con su aroma y hermosura
y pagan  muy cara su inocencia última
al allegarse a su verdugo.

Así el tiempo nos espera camuflado
envuelto en su belleza
de hoja o rama desvalida
haciéndonos pensar
que no existe su amenaza.

La juventud, efímera, nos envuelve
en su perfume de inmortalidad,
y el amor en su grandeza, lo ignora
y no advierte su peligro
ni la traición que nos tiene preparada.

Halagador, el tiempo finge que nos regala
todo aquello que pronto ha de quitarnos.

Cuando, al fin del ardid percibimos el engaño,
es ya muy tarde. La noche ha caído
y no brillan las estrellas.
Estamos ya demasiado fatigados.

Hernán 21/05/17


jueves, 18 de mayo de 2017

EL PRINCIPIO DE PETER Y LOS POLÍTICOS




Hoy he leído una interpretación en un diario, del libro  "The Peter Principle". En 1968, Laurence J. Peter publicó este libro, en el que enunciaba una de las sentencias más conocidas en el campo de la dirección y administración de empresas. El Principio de Peter dice que: “En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel total de incompetencia”.
Este  principio es totalmente válido para la jerarquía política. Creo que no hace falta enumerar los políticos que han llegado con gran aprovechamiento a ese estado.

Algo que siempre me ha llamado la atención es que en España deben hacerse oposiciones para médico de la Seguridad Social, arquitecto municipal, inspector de Hacienda, abogado del Estado, fiscal, juez, o cualquier puesto público. Hasta un profesor de instituto o catedrático de universidad deben hacerlas. Y, sin embargo, el aspecto más decisivo en nuestras vidas, la actividad política que determina el presente y condiciona el futuro, puede caer en manos de cualquiera. Teóricamente podríamos tener un presidente de gobierno analfabeto, o peor, psicológicamente afectado ( Trump?) y, ya no digamos, los jefes de estado que nos ha provisto la historia.

Siempre me ha pesado la manga ancha que  tuvieron nuestros catedráticos y profesores en los exámenes de escuelas técnicas cuándo se trataba de ortografía y gramática, y así nos luce. Pero esas cartas públicas de nuestro Presidente del Principado, con veinte faltas en un folio de veinticinco renglones,  o ese tweet de una concejala de cultura de Valencia con treinta faltas en diecinueve líneas ( sin contar con la horrorosa redacción ), nos hace pensar en la talla de nuestros políticos y para qué sirve el dinero de miles de asesores.

Hernán 18/05/17

martes, 25 de abril de 2017

EL URRIELLU ( Mal llamado Naranjo de Bulnes)


 
     En la foto estoy en la mitad
de la travesía de los canalizos

A buen paso cruzamos las invernales del Texu.
Dos docenas de cabañas construidas con piedra
madera y barro cocido; primarios materiales
que el hombre utilizó con sabiduría desde
el origen, y únicos que se deberían permitir
en estos pueblos de montaña.

(Nada es más bello y útil  que una teja de barro:
cobija el agua y la hace discurrir,
rumorosa, hasta las afueras del hogar.
Canal y cobija;  dos utilidades en la misma forma.
Dos superficies curvas tan eficaces como la rueda.
El hombre nunca más usaría las cavernas.

Y la madera... dócil y hermosa . Puede ser violín
o leño de un fuego; puerta que protege el hogar
o cuna donde nacemos. Cualquier cosa.

De la piedra, luego hablaremos.)

Enseguida, cruzamos un bello puente 
abrazado por la hiedra.
El antiguo camino de Urriellu, 
que tantas veces transitamos,
se pierde entre las hojas abatidas del otoño.

Los castaños, pródigos, siembran las hojas
de semillas protegidas por finas agujas
que al abrirse regalan brillantes frutos de invierno.
Los pinzones y jilgueros escondidos en las ramas
hacen cantar a los robles centenarios.

Al llegar al collado Pandébano, una mujer 
de ojos sabios y rostro curtido, nos ofrece el queso azul
que madura en las entrañas de la roca.
Va envuelto en una piel de hojas de arce humedecidas.
Es una delicia, y allí mismo comemos un buen trozo.
En la mochila no, pues en el refugio puede dar lugar
a algún equívoco.

La Luz como una flor envejecida cae lentamente.
Poco a poco se acrece la noche hasta ocuparlo todo
e invadirnos.

El nuevo camino mordido a la roca se adentra
en el collado Vallejo y zigzaguea plateado
por El Torcón y El Valle del Agua.

Entre la húmeda niebla y la oscuridad, 
unos ojos brillantes como luciérnagas, 
siguen  nuestros pasos.
Los rebecos parecen espectros revoltosos.

El mas grande alpinista de Picos nos acompaña.
Los años no parecen hacer mella en él;
la cadencia de sus pasos es suave y constante.

Los jóvenes nos adelantan a buen ritmo.

Pedro me mira sonriendo y me dice socarrón:
— Unos van con gasoil y otros con gasolina.
Al poco rato los encontramos desperdigados
y perdidos, gritando nerviosos para orientarse.
Equivocados se han metido a la canal de La Celada.
A mí lado Pedro Udaondo sonríe: sabio, en silencio, 
con cierta sorna en la mirada.

Habíamos llegado al refugio. Teníamos frío 
y temblábamos bajo camisas empapadas de sudor.
Salió el guarda-Tomás- a abrazar al " rey de los Picos".

Después la cena.

Ningún plato gourmet se puede comparar
por el plato de un refugio: patatas, chorizos y huevos. 
acompañado de historias montañeras.

En la cena se ha ido la luz y han puesto velas.
Alrededor: el fuego de una lumbre; amigos, silencio,
y la aventura del Picu en las espaldas.
Más tarde las brasas se rinden lentamente.

Hay chovas de silencio cantando en mis oídos.

Ese silencio absoluto solo se puede sentir en las alturas,
un silencio solo roto por el eco del viento.
Es entonces cuando la luz también se convierte en eco.
Las noches apoyadas en el primer instinto de aventura, 
el instinto más primario; sin él no hay vida.

Tengo deseos  de salir y exaltar la noche
de unirme a ella con sus ecos y su silencio
en la pared transida de reflejos.

Me llega el recuerdo de un instante, ya muy viejo.
Una noche de tempestad en El Urriellu,
cuando al alba, un rayo, como una cuchillada,
encendió la roca, y una cascada de luz bajó por las laderas,
y luego la paz de nuevo, y el silencio 
cuando encontró la madre tierra.

Al amanecer hablábamos despacio
esperando la luz para aventar el miedo.
Fuera rezaba  el viento.

Un frío empaña los cristales y en las montañas
se vislumbra un óxido de lunas afiladas.

Llega el alba y la conciencia retoma sus dominios.
Arde la claridad, asoma el día,
pero no acaba de entrar entre la niebla.

En un silencio pródigo de nubes,
Solo oigo mis eternas compañeras.

Asoma la luz, 
como una marea que nos inunda de blancura. 
Un mar de nubes se funde con el cielo.
Al norte emergen las cumbres del Cuera
como los restos de un naufragio afloran
en medio de una tempestad.

Cargamos las mochilas a la puerta del refugio.
Debajo de carámbanos de hielo, 
nos despedimos de Udaondo.
Él ya tenía ciento cincuenta ascensiones al Picu
y la primera invernal. Su objetivo ese día era otro.

Cómo adivinar que un resbalón por Las Barrastrosas
y trescientos metros de caída, acabarían con su vida.
Allí entre lo que más amó.

Es la montaña; así es como sucede.

En fila, haciendo huella, nos adentramos
en la canal de La Celada.
La lluvia blanca restalla contra los muros de caliza
Las nubes nos cubren como un sudario; nos envuelven.
La luz aprisionada en la sombra se transfigura
de repente en un resplandor que nos deslumbra.

De pronto, se abrieron en dos las nubes,
y como la estela de un dios desconocido,
se mostró el inmenso espolón norte,
desfigurado por una negra cicatriz.
Una inmensa quilla hendida por la oscura chimenea 
que como una cuchillada la discurre.

Por ella subió descalzo El Cainejo
y Pidal ,el aristócrata cazador de rebecos,
en un día neblinoso,
que les evitó la tortura del abismo.
Un monolito de piedra dejó constancia
de aquella hazaña extraordinaria 
de los conquistadores de lo inútil 
De testigo: algunas chovas
y la acritud callada de la roca.

La canal, exhala un vaho húmedo
a brezo y musgo y algo perverso, inabarcable,
se desprende por ella.

Con algo de esfuerzo y a golpes de piolet,
llegamos al JouTras el Picu.
La pared cortada a hachazos es nuestro destino .

Mirándola, me pregunto: ¿dónde empieza ese gris,
donde termina ?
¿qué mano secreta ha tallado ese cuerpo
de líneas esbeltas, delicadas?

Como una antigua ceremonia, nos encordamos:
As de guía, clavijas de acero, mosquetones, 
pies de gato, chubasquero, y sin olvidarnos el casco.

El primer largo tiene dificultad. Las rocas están lavadas
por la lluvia y el agua las cubre de escarcha;
el suave orvallo (1) las lame y las vuelve escurridizas.
Empieza entonces una  cadencia armónica,
como una danza.
Cada paso apaga el tiempo y la duración 
es el ritmo de la lluvia.

Los ojos se deleitan en las grietas de la roca,
en lugar que en la cumbre,
en la nube, en lugar que en el cielo.
Crecen entre las grietas flores de inaudita belleza
y colores inesperados
Solo nosotros, los pájaros e insectos,
podemos disfrutarlas.

El viento baila en torno y riza las cuerdas, las embrolla.
Se oye el tintineo de aceros 
clavándose en minúsculas fisuras, 
buscando las entrañas de la piedra.
Seguridad efímera, pues la pared es sólida, sin resquicio;
como el carácter recio de los hombres de esta tierra.

El vacío se hace vertiginoso.
¿Quién sino, esos momentos alargan el tiempo
y agigantan los ángulos torcidos de la roca?

Se funden las palabras con el compañero de cordada
con las que me distraigo del abismo.
Quisiera guardar esos instantes; invisibles,  
como piedras desnudas. 
Que no transcurriese el tiempo.

Otro paso nos espera; una llámbria lisa,
surcada por canales que el paciente discurrir del agua
ha lamido a la roca. Como lágrimas en un rostro atormentado.

Una caída aquí es un péndulo impredecible.

Terminada la peor zona, trepamos ya por el anfiteatro
con ansias de la cumbre.
De pronto, un alud de piedras, como si se deshiciera
la montaña, nos coge de improviso.
Zumban a nuestro alrededor como un enjambre rabioso.
Al chocar, saltan esquirlas
y queda en el ambiente un olor acre de azufre .

Hemos tenido suerte, y el casco y la mochila
nos salvó de algo más serio.

En la arista cimera el sol araña la roca 
y pide su oportunidad.
Aquí el abismo se asienta en toda su grandeza.

Al final de este filo está la meta.

El tiempo gira en torno de ese instante
en esa cumbre anexa al infinito.
Haber soñado años con este día
y estar aquí, de pronto; exento, callado, sin edad.

No cruzará de nuevo esta nube sobre Urriellu.
Gocemos este instante

Roca: dame valor y miedo para volver de nuevo a ti.

Hernán 24/04/17



(1) en asturiano L'Orbayu, Orpín
En castellano: RAE: orvallo, orballo, Indistinto