Desde mi ventana
por una rendija en las montañas de hormigón alcanzo a ver el mar,
y un trocito de horizonte donde nacen y mueren las olas
En la orilla, donde el agua descansa,
surcos de arena negra
recuerdan la muerte de un barco
de trescientos metros de eslora
y veinte mil caballos de fuerza.
Su muerte fue como cualquier muerte ,
como la de un mosquito en un charco,
o una hormiga aplastada por la rama de un sauce.
A la muerte le es indiferente el tamaño.
Todo va y viene -como la mar-y todo perece.
El barco ahora solo es polvo negro
estrellándose en las rocas .
Hernán 2/01/17
En la orilla, donde el agua descansa,
surcos de arena negra
recuerdan la muerte de un barco
de trescientos metros de eslora
y veinte mil caballos de fuerza.
Su muerte fue como cualquier muerte ,
como la de un mosquito en un charco,
o una hormiga aplastada por la rama de un sauce.
A la muerte le es indiferente el tamaño.
Todo va y viene -como la mar-y todo perece.
El barco ahora solo es polvo negro
estrellándose en las rocas .
Hernán 2/01/17