lunes, 19 de marzo de 2018

LA JOVEN DEL VIOLÍN




Sucedió esta misma mañana,
entre una multitud de miradas vacías,
indiferentes, en el cruce de una calle.

De pronto, un recuerdo absoluto, fresco y antiguo
y en mi cerebro entró Mozart.
En el suelo un estuche vacío de violín.
Mientras la joven desliza el arco sobre las cuerdas
sus ojos se llenan de dulzura.

Como aquella chica  del Mara 1 allá por los setenta;
estudiaba virtuosismo,
y cada noche aquellas bellísimas sonatas
traspasaban los muros del colegio;
el misterio y la intensidad secreta me sobrecogía
manteniéndome prisionero e insomne de su magia.

Pude, al fin, conocer su intimidad, 
sus doce años de dedicación y amor a la música,
sus bellas mejillas sangrando de crueles  ensayos,
y la ilusión por proclamar la belleza.

Mucho más tarde,
cuando la vida se reduce a un poso de recuerdos,
alguien me hablo de ti 
y tu peregrinar por el barrio húmedo,
( recuerdo tu orgullo de ser vasca)
siempre a la entrada de algún bar,
o en algún cruce de caminos,
con el estuche del violín esperando una limosna.

Parece que jamás los solos de Mozart
sonaron tan tristes.

Por eso, esta mañana,
mientras me agachaba a dejar un billete en el estuche,
me encontré de nuevo con tus ojos
y no pude reprimir aquel aplauso
que no supe darte entonces.
.................................................................................
Cuantos sueños rotos se esconden
en la vieja funda de un violín.

Hernán.
1  - Mara : colegio mayor femenino en la Ciudad Universitaria de Madrid,
 cerca del Elias Ahuja  donde yo me hospedaba.