jueves, 13 de diciembre de 2018

VERSOS INCONEXOS





CADA día me pregunto: 
porque habré dejado de ser niño?

LA vida es solo esto, ya lo sabes:
este ardor de no haber comprendido nada todavía.

QUE sabor amargo cuando se es consciente 
de haber despilfarrado una vida y, dócilmente,
con una domesticada sonrisa, 
se espera otro domingo más para ir tirando.

ME esmero cada día en borrar las huellas que dejaste, 
pero ni ahogando mis labios en ginebra 
puedo desprenderme del sabor de tu boca.
Por eso ahora mi hogar se halla 
en la última barra de los bares; 
y mi único alimento 
esa hiel amarga en las entrañas.

TODOS los días espero oír tu voz en el teléfono 
como  fiel costumbre de una vida;
pero de pronto me he dado cuenta 
que he dejado de ser hijo. 
Si alguien me va a llorar, que no lo haga, 
pues tú ya lo has llorado todo. 

SER nómada de la noche, 
de la palabra y sus esquirlas, 
y purificarse con la luz que la luna 
proyecta en los charcos del camino.

SUS ojos desgarraron mi alma en un instante;
Y allí mismo, todo mi mundo quedó abolido.

TUVIMOS más que palabras, 
y eso que la palabra era nuestro credo.

Y esas veces que llegamos a las manos,
son las mismas que un día 
me sobrecogían con su roce.

OJALÁ tuviera veinte años para decirte que te quiero 
y creérmelo ciegamente durante el resto de la vida; 
así podré mentirme y mentirte sin saber que miento. 

LA ironía de la soledad es 
que todos la sentimos al mismo tiempo 

ENCONTRAR una aguja en un pajar 
para después clavártela en el alma.

YA estabas fría cuando me encontraste, 
y tú aliento jamás logró sofocar mis mejillas.
No te extrañará ahora este hielo del último beso.

«¡TÚ no sabes quién soy yo!»
—Es verdad, jamás hubiera podido imaginarlo. 
Ojalá me hubieras dado entonces alguna pista.

CANDO vuelvas a creerte dios, 
recuerda que te creo más aquí como simple hombre. 

Hernán 13/12/18